Complejo Residencial Betsaida
“La parálisis cerebral sucede cuando algunas partes del cerebro no se desarrollan adecuadamente o sufren lesión”.
Aún recuerdo el testimonio de una madre cuando ingresaba a su hijo con parálisis cerebral, recién cumplidos los 18 años, en nuestra Casa de Misericordia, Betsaida: “Ser madre de un niño discapacitado significa estar dispuesta a todo”.
Ella decía que con tan solo una semana J. A. tenía un historial médico que pesaba más que él. Al mes no quedaban venas en su cuerpo donde pincharle. Al año sus cosas ocupaban más espacio que él. A los 8 años era casi imposible que su silla cupiera por las puertas de cualquier lugar…
La madre manifestaba que estaba acostumbrada desde que era bebé a escuchar malas noticias, una detrás de la otra, a vivir el presente sin pensar en el futuro, pero sin dejar de prepararlo y prepararse.
Han transcurrido algunos años y J. A. ha pasado a ser parte de la familia de Betsaida. Luchamos cada día para que las personas que padecen parálisis cerebral no sean invisibles, que sus derechos fundamentales se ejecuten y no existan prejuicios.
Garantizamos la atención interdisciplinar y universal a la parálisis cerebral a lo largo del desarrollo vital de nuestro residente. Y siempre con su mirada inocente y tan receptiva al cariño, inquieto frente a lo desconocido, relajado en su hogar.
Gracias a él los terapeutas percibimos la grandeza de la atención psicosocial y médica, imprescindible para su bienestar.
Hoy pequeño y grande, J. A., celebramos este día contigo, a tu lado, agradecidos por todo lo que nos enseñas, por tu bondad y tu presencia, y sobre todo, tu gran fortaleza.